Novena



La novena a la Virgen de la Concha tiene su origen en las novenas del siglo XVIII en las que se pedía a la Virgen su intercesión ante alguna calamidad o necesidad del pueblo. A partir  de 1908 la novena se fija en el mes de septiembre como preparación a la fiesta del Dulce Nombre de María como culto propio de la Asociación de mujeres fundad bajo la protección de la Virgen de la Concha. No será hasta la década de 1940 cuando el insigne hermano de la cofradía Mons. Manuel Boizas fije definitivamente el novenario en el mes de septiembre para celebrar el Dulce Nombre. 

Los cultos que en septiembre celebra nuestra cofradía en honor de la Virgen de la Concha, conlleva una intensa preparación previa, en coordinación con la parroquia y el Cabildo de la Catedral, así como la inestimable ayuda de la Delegación de Liturgia de la Diócesis. El novenario se celebra teniendo como eje la figura de la virgen María, cuya fiesta central será la de su nacimiento, el 8 de septiembre, 9 meses después de la solemnidad de su Inmaculada Concepción. Cada día, el rosario y el canto de la Salve, nos permite dirigirnos a Ella en nuestras necesidades y preocupaciones, darle gracias por su intercesión y buscar imitarla en el seguimiento de su Hijo. La Eucaristía nos permitirá celebrar el misterio de Cristo, con la memoria de la virgen María, siempre presente en nuestra cofradía.

Cada día recordamos a nuestros difuntos, por cuyas almas se aplicará la Eucaristía, en la esperanza de que un día disfrutaremos de la gozosa presencia de Cristo y su Madre en el cielo. Esta obra de misericordia, que conlleva la oración de los fieles y la limosna para la conservación del culto, es una tradición muy arraigada en el pueblo, y que nuestra Cofradía restauró el año pasado. Cada jornada, se leen los nombres de los difuntos, para que el pueblo rece por ellos, ofreciendo el sacerdote la Eucaristía por su eterno descanso.

El novenario es una oportunidad para acercarnos más a la virgen María, compartir con Ella la oración y los afanes del día, renovando nuestra devoción. Todos somos bienvenidos a participar en estos cultos, acompañando a nuestra Patrona como así lo hicieron nuestros antepasados.


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