Los orígenes de nuestra Patrona

Una antigua tradición de nuestra cofradía relata como la imagen de la Virgen de la Concha fue traída por palentinos a Zamora. La primitiva imagen de Ntra. Señora de San Antolín apareció junto a los restos de dicho santo en la cripta de la hoy Catedral de Palencia, en el año 1032. Cuenta la tradición que el Rey Sancho III de Navarra estando de caza siguió a un jabalí hasta una cueva, donde al intentar matar al animal sufrió una parálisis de sus miembros, que solo curó al ver los restos del Santo y la imagen de la Virgen, prometiendo levantar una iglesia restaurando así la antigua ciudad. Aunque en la ciudad castellana el recuerdo de la Virgen de San Antolín está desaparecido, nuestra cofradía conservó el recuerdo de sus orígenes.



Sería en el año 1062 cuando la imagen sería traída a la ciudad, siendo expuesta al culto en una iglesia con el mismo titulo que la nueva Catedral de Palencia. También el nombre del "laneros" o "barrio de la lana" hace referencia a una profesión muy ligada a los palentinos que trajeron la imagen hasta Zamora. Aunque habría que hacer importantes matizaciones históricas a la tradición como tal, en varias ocasiones la cofradía ha peregrinado hasta la ciudad de Palencia como reconocimiento a los orígenes de la misma.



La cripta de San Antolín alberga elementos arquitectónicos del s.VII, pudiendo ser un templo construido sobre otro pagano. La tradición señala cómo los restos del mártir francés Antoninus de Pamiers fueron traídos a España y situados en un templo visigótico, donde tras la invasión musulmana fue abandonado y descubierto posteriormente por el citado rey. En el año 1034 se realiza una ampliación de la cripta en estilo románico, con una bóveda de cañón sujetada por cuatro arcos fajones.







EN LA MUY ILUSTRE CIUDAD DE PALENCIA, EN LOS AÑOS DEL NACIMIENTO DE CRISTO DE 1032, FUÉ APARECIDA ESTA IMAGEN EN LA CUEVA Y SEPULCRO DE S.ANTOLÍN, A LA CATÓLICA MAJESTAD DEL REY SANCHO EL MAYOR Y SE TRASLADÓ A SU IGLESIA CATEDRAL.

Cuadro de la Cofradía que relata el encuentro de las reliquias del Santo y la imagen de la Virgen, además del posterior traslado a la ciudad de Palencia.