7 jul 2014

Crónica de la procesión de Vísperas del Corpus Christi.


Tras la celebración de la Romería a La Hiniesta, la Stma. Virgen de la Concha permaneció al culto en la iglesia de San Antolín, sede histórica de la cofradía hasta mediados del siglo XX. Durante las dos semanas que preceden a la celebración del Corpus Christi la cofradía promovió cada tarde el rezo del Santo Rosario por los cristianos perseguidos, teniendo presente cada tarde a las comunidades católicas de los distintos países que sufren esta situación. 

El viernes 20 de junio el rezo del Santo Rosario tuvo lugar ante las andas de Nuestra Señora que se encontraba ya ataviada para las celebraciones del Corpus Christi. En esta ocasión la Stma. Virgen de la Concha vistió el conjunto de brocado de oro sobre seda del mismo tono, regalado por la familia Matilla, y la toca de la corona real, bordada por Valentín Mireles en los últimos años del siglo XIX. El conjunto se completaba con varios lazos de tul de color crudo, la Patrona de Zamora lució en el pecho la medalla de oro de la ciudad de Zamora y varias joyas donadas por devotos, que se dispusieron sobre la saya y el corpiño. Tal y como se había informado en la Asamblea de Vísperas, Nuestra Señora reestrenó un hermoso rostrillo de plata del siglo XVIII que había sido restaurado por Dionisio Alba. El Niño Jesús vestía un traje de brocado a tono con el de la Santísima Virgen, pieza confeccionada en septiembre de 2013 con los donativos de los devotos anónimos y que sigue el patrón de la túnica de plata de finales del siglo XIX del ajuar antiguo de la imagen. La recuperación de la corona dieciochesca del Niño Jesús, restauración que también ha llevado a cabo Joyería Alba, ofrecía una elegante imagen del Divino Infante al ganar altura y presencia en las andas.

El sábado día 21 tuvo lugar la procesión de Vísperas en la que nuestra cofradía acompaña a la Patrona de Zamora hasta la S.I.Catedral para participar en el rezo de las I Vísperas de la Solemnidad del Corpus Christi. Pasadas las seis de la tarde se abrieron las puertas de la iglesia de San Antolín para que los devotos pudiesen visitar a Nuestra Señora, que se encontraba entronizada en el crucero del templo. Las andas de la Virgen de la Concha se adornaron en esta ocasión con un túmulo de flores blancas compuestas por rosas, gladiolos, lisianthus y liliums; completándose el exorno de las andas con cuatro candelabros con velas blancas en las que iban representadas la Inmaculada Concepción y el Santísimo Sacramento. A las siete, las campanas de la iglesia indicaban la salida de la procesión a la que esperaban decenas de zamoranos en la plaza de San Antolín. Conforme al orden habitual abría la procesión la cruz alzada iluminada por dos ciriales, seguida del pendón de la cofradía escoltado por dos mayordomos, tramos de devotos con cirios rojos, mayordomos, acólitos ceroferarios, pertiguero, acólitos turiferarios y las andas de Nuestra Señora, situándose la presidencia tras ellas.

La procesión inició el recorrido por la costanilla de San Antolín, calle del Riego, accediendo a la Plaza Mayor por la costanilla. En la Plaza Mayor la comitiva fue recibida por los Gigantes y Gigantillas de la ciudad de Zamora y numeroso público que esperaba la llegada de la procesión. Tras la realización de los bailes en honra de la Stma. Virgen las representaciones alegóricas inciaron su camino hacia la plaza de la Catedral abriendo la marcha las gigantillas, seguidas de los gigantes, los grupos de música de la Asociación Tradimupo y La Tarasca. La procesión de la Stma. Virgen inició entonces su recorrido por las calles del casco antiguo a lo sones de la marcha de la Virgen de la Concha y diversos pasacalles. La patrona de Zamora acompañada por numerosos fieles recorrió la calle Ramos Carrión, Plaza de Viriato, Rúa de los Francos hasta el Convento del Corpus Christi. La procesión realizó su primera estación ante la imagen de la Virgen del Tránsito siendo recibida por las hermanas clarisas que entonaron la Salve a la Stma. Virgen en sus veneradas advocaciones de la Concha y el Tránsito, agradeciendo un año más la entrada de Nuestra Señora en la iglesia conventual. La procesión reanudó su camino hasta la iglesia arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, donde fue recibida por el vicario parroquial D. José Manuel Rubio. Ante los restos de los santos patronos, san Ildefonso y san Atilano, se rezó el Credo cumpliendo así las dos estaciones que la cofradía realiza en su recorrido a la S.I.Catedral. La procesión continuó por la plaza Fray Diego de Deza, plaza de Arias Gonzalo, accediendo a la Catedral por la plaza Antonio del Águila. En el atrio del templo mayor la Cofradía del Corpus Christi de la Catedral recibió solemnemente a la Stma. Virgen de la Concha. 

Tras cruzar el atrio la cofradía fue recibida por el señor deán de la catedral, D. Juan González, al que acompañaba D. Narciso Jesús Lorenzo, prefecto de Sagrada Liturgia,  y D. Florentino Pérez, rector del Seminario, acompañado de los seminaristas. Conforme al ritual de nuestra cofradía el pertiguero solicitó la venía del Cabildo de la S.I.Catedral, tras la que el señor deán procedió a incensar a la Stma. Virgen antes de acceder al templo mayor. Reanudada la procesión la cofradía entró en la S.I.Catedral entronizándose las andas de Nuestra Señora frente al altar mayor, estando todo dispuesto para el inicio de las solemnes vísperas. La celebración comenzó con la Exposición del Santísimo Sacramento, siendo acompañada musicalmente por D. Fabriciano Prieto Miguel, canónigo encargado de Música y Canto. Las vísperas fueron presidas por el deán de la Catedral, predicando la homilía nuestro capellán y párroco D. Plácido Isidro que dedicó unas hermosas palabras a la exaltación del Stmo. Sacramento y la implicación de nuestra cofradía en esta fiesta. Durante el rezo de vísperas los acólitos de la cofradía realizaron diversos turnos para iluminar permanentemente al Stmo. Sacramento con dos ciriales. El oficio terminó con la Bendición Solemne con Su Divina Majestad, a la que siguió el canto del Salve Regina ante las andas de la Virgen de la Concha.

Unos minutos después de haber finalizado la ceremonia se inició la procesión de traslado al Excmo. Ayuntamiento. La comitiva abandonó la S.I.Catedral, en cuya plaza fue despedida por los gigantes y gigantillas de la ciudad, tomando la rúa de los notarios para dirigirse a la plaza mayor. Acompañada de numerosos devotos la Virgen de la Concha recorrió el casco histórico a los sones de su marcha, llegando en torno a las diez de la noche a la Plaza Mayor. La procesión fue recibida por una representación del Excmo. Ayuntamiento, procediendo a cantarse la Salve popular a la Patrona de la ciudad antes de entrar al edificio consistorial. A los sones del himno nacional las andas de Nuestra Señora traspasaron el dintel del Ayuntamiento, minutos después la imagen de la Stma. Virgen de la Concha presidía el salón de plenos, tras haber sido trasladada por los cargadores, abriéndose el turno de vela que este año hubo de ser solo hasta la una de la madrugada al coincidir con la celebración de las fiestas de San Pedro.




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